31.10.17

Soy un pagano feliz, soy un místico feliz

No espera uno milagros. Tampoco, de haberlos, se tiene constancia de ellos. Suceden ajenos a nuestra observación, no concurren en ellos las normas generales del teatro, en las que alguien escribe una trama, algunos la escenifican y otros la observan. También eso se está perdiendo, el milagro. Lo hemos adjudicado a la literatura religiosa y se le ha extirpado la parte pagana. Se tiene del milagro esa consideración litúrgica, de biblia leída o recitada o de catequesis de cuando jóvenes, pero creo que no hay palabra más hermosa que ésa; no sólo por su resolución fonética, sino también por su estructura profunda, por lo que tutela, por todo lo que custodia y mima. Otra que reclama mi atención semántica es pagano. Entiendo que no ha sido lo bastante defendida, se la ha reducido, se la ha confinado a la extensión de lo exótico, de lo que no tiene trascendencia. Es la paganidad, si es que tal cosa la acepta el diccionario, la que hace que todo funcione. Somos paganos por imperativo biológico. La espiritualidad, el afinamiento en unas creencias, sucede después, viene impuesto. Lo hermoso es que se matrimonien lo pagano y lo que no lo es y que cada ámbito de lo humano ejerza su ministerio con la intendencia precisa. Yo me levanté hoy pagano y me voy a acostar místico. He visto, en el transcurso del día, cosas que me han hecho ir de un lado a otro, alegre y ufano en cada giro, como si hubiese dos mitades y cada una de ellas (las dos enteramente mías) ignorara la opinión de la otra y obrara a su antojadizo capricho. Mi pie izquierdo se mueve, el derecho le sigue y yo, imbécil, camino. Hoy vi un milagro. En su observación, un poco cartesiana, consideré que me engañaba mi cabeza o que mis sentidos me hacían flaquear. Fui crédulo después, me obligué a creer, me dije que no perdía nada. Hay que estar atento, se deben aplicar la sensibilidad a cada paso, no podemos bajar la guardia. Entre el misticismo y la paganidad, no me inclino por ninguna. Hoy no, al menos. Fue un día duro, lo son habitualmente. Los milagros contribuyen a que se alivie la pesadumbre. Soy un pagano feliz, un místico feliz. Ninguna de esos dos atributos que me acabo de regalar durarán más de mañana a estas horas. Por eso las celebro, por eso me las cuento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paganidad, qué hallazgo. No será igual que paganismo, imagino, no ?
En todo caso, mi querido escritor, enhorabuena una vez más por su desenvoltura.
Un placer, siempre.

Arturo Álvarez

Anónimo dijo...

Y no importa qué milagro te ocurrió, Emilio. ¿IImporta?

Arturo

Plegaria para letraheridos

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