27.12.16

The OA / Primera impresión



A veces uno desea que no le den las cosas hechas: prefiere no tener todos los datos, andar a ciegas. Incluso a sabiendas de que le pueden dar gato por liebre, se inclina por el asombro, aunque se le ha hecho subir tan arriba o ir tan lejos que después no haya manera de que le hagan bajar o volver. Luego está la consideración de si es siempre necesario que todo esté resuelto o de que exista un fin a cada principio, aunque eso es reflexión para otro momento. En este: también, en otras ocasiones, no desea que le enreden mucho. Quiere una buena dosis de evasión: anhela que se sepa quién es el asesino. Buscamos el nombre, la evidencia tangible, el punto con el que se cierra la frase larga que hemos estado leyendo. Nada de eso tiene The OA, la serie que programa Netflix Es una historia desconcertante, una de esas que rumias en la cabeza mientras esperas la cola de la charcutería o un amigo te habla de lo que hizo ayer al salir del trabajo. No se puede hacer nada para que esa especie de irrupción no deseada concurra y se quede. De hecho no es éste el mejor momento para que yo me explaye, habida cuenta de que hace un mal cuarto de hora que he finalizado los ocho episodios. Tengo la impresión de que he disfrutado y también de que no. Albergo la sospecha (fundada) de que soy yo quien tiene que aportar una parte de la trama que deliberadamente se escatima. Porque los guionistas, astutos y brillantes, juegan a que deliremos al modo en que lo hacen los personajes. Nos deslumbran en cada plano, en cada giro de la trama. Hay suficientes anzuelos como para que piquemos en una posibilidad o en otra. Las hay en abundancia. Todas, a pesar de que no parezcan que ensamblan, lo terminan haciendo. O al menos yo he visto cómo se van arrimando, aunque tampoco tengo eso del todo claro.

The OA no nos dejan alternativa: o entramos en el juego o nos quedamos insobornablemente fuera. De hecho, pensando en si recomendarla o no, he decidido no hacer ni una cosa ni otra. No diré qué me pareció o las razones por las que pediría que no se la perdieran. No es que no vaya a dejar aquí spoilers: es que no haré nada a favor o en contra de que se le dé una oportunidad. Si hay segunda temporada, como acabo de leer, la devoraré, pero no importa que la cancelen. Me satisface lo visto, me fascina lo que me han enseñado hasta ahora. Con diferencia, es la serie más adictiva que he visto. No porque sucedan muchas cosas y todas te atrapen. No porque el guión sea un prodigio narrativo. Hay decenas de series que defendería con más ardor que The OA. Lo que no tiene ninguna de ésas que adoro es la extravagancia de ésta. Ninguna se acerca al grado de delirio colectivo que tiene The OA. Tendré tiempo de asimilarlo todo y es posible que me aclare más adelante. Escribir hace que todo se despeje un poco. Ahora está todo ahí bien guardado. Prairie es un ángel, uno de ellos. No siendo una historia de amor, no lo es, de verdad que no lo es, he visto pocas historias que estén impregnadas de tanto amor. No siendo una historia de ciencia-ficción, no lo es, no al menos de un modo académico, he visto pocas historias que tengan ese vuelo fantástico, ese trasegar entre lo místico y lo policíaco. Se rinde uno ante la rareza. Piensa que la verdad es extraña también. Y no deje de rondarme la cabeza de que podría haberla escrito Stephen King. Será porque ando metido en faena con su Quien pierde, paga. Es muy grande King, ahora que lo pienso, verdad, Antonio? A ti te encantará The OA. Dile a Alberto que te la agencie.


1 comentario:

Mycroft dijo...

No veo a Stephen King por ningún lado, y si al London de El vagabundo de las estrellas. Como te dije, es una serie-experiencia de la que poco se puede hablar, y su estructura de historias concéntricas y viajes a algún otro lugar es magnífica. Cuando pisa otros terrenos más etéreos, me pierde un poco. Me gana en otros momentos, crudos y sorpresivos.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.