19.7.10

Teoría frágil en una mañana de domingo...


Hay imágenes cogidas del natural, pilladas con entusiasmo, registradas en el corazón bondadoso de esas cámaras estupendas que igualan al amateur y al sibarita, que parecen fondos de escritorio. Uno las toma pensando en eso, en el puñetero marco de bienvenida de windows. Ésta es auténtica al modo en que lo son las fotos familiares, pero no puedo evitar pensar en su falsedad, en que no es creíble como sí lo sería si una gaviota cruzara el cielo o un turista accidental (se me van las palabras y sale cine) atravesara la toma y uno no consintiese en borrarla. De todas las fotos que hice esa mañana (unas treinta, creo) ninguna tan hipnótica como ésta. Ninguna que me haga pensar más en Saussure o en Eco o en un profesor fantástico que tuve en la Universidad (Luís Sánchez Corral) y que me inoculó la belleza de las palabras y la fascinación que ejerce el modo en que esas palabras se relacionan y los signos que ocupan el lugar de las palabras para contar más misteriosamente la trama oculta debajo de la trama visible. A mi amigo Luís, que ya no está, le he recordado hoy en un parque público mientras mis hijos miraban el mar y yo pedía al azar o a dios o a los espíritus secretos de las nubes sobre el Atlántico que la felicidad de ese momento no se me olvidase nunca.

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2 comentarios:

Pedrodel dijo...

A veces la realidad supera lo imaginable.
¡Felices vacaciones por esas tierras de frescura!
Un abrazo

Emilio Calvo de Mora dijo...

Vea su correo, Don Pedro...

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.