24.1.09

Jazz con pinos: 50 aniversario de A kind of blue...


Hay gente adicta a las efemérides: se engolosinan con las fechas y dan rienda suelta a su mitofilia. Así se sienten más en armonía con la música secreta del universo, con cierto código interno que obedece a leyes que están por encima del propio tiempo y de sus caprichosas tendencias, pero las hojas de los árboles (hoy estoy particularmente bucólico) no saben que hace 50 años que el mundo del registro fonográfico (ahora reformulado por la democrática red p2p) alumbró una obra magistral, música celestial, la evidencia tangible del talento del músico del siglo XX: A Kind Of Blue. Yo tengo mis vicios mitómanos, aunque estos recordatorios numéricos (hace tanto que nació, hace tanto que murió, hace tanto que se grabó...) me inducen siempre a pensar que es el público despreocupado, neófito u olvidadizo el que precisa de las cifras.
Este verano cogí A kind of blue y lo eché al ampuloso disco duro de mi Ipod. Recuerdo pasear las calles de Punta Umbría, de vuelta del mercado, en la playa, entre pinos, abrazado a Blue in green (que se atribuyó siempre el bueno y tóxico Bill Evans) o a Flamenco sketches. De hecho todavía imagino paisajes cuando la trompeta de Miles Davis cincela el aire y sopla las notas bautismales de So what, que es (con absoluta certeza) la pieza de jazz que más veces he podido escuchar y que más conmoción (zozobra, placer, dolor, ternura) me ha procurado. Imagino un camino empinado de arena al que la resina de los pinos y el cercano olor a salitre elevan a la categoría de paraíso en la tierra. Y ahí estaban Miles Davis, John Coltrane, Wynton Kelly, Bill Evans, Paul Chambers, Jimmy Cobb y Cannonball Adderley.
Entonces y ahora no me cabe duda alguna de que se metieron dos días en un estudio de grabación para registrar esas piezas atemporales (modales, dicen los estudiosos del jazz), tocadas por el numen de la inspiración, sólo para que yo las escuchara este verano en Punta Umbría y hace 20 años (calculo muy bien y sé con nitidez cuándo escuché ese disco por primera vez) en Córdoba, en una pequeña tienda de discos de segunda mano y cómics de muchas manos. Y si el amable lector no es aficionado al jazz, arranque (por favor) con este disco fabuloso. El hecho a perderse horas en esta música de negros sabe qué va a encontrar. De hecho suele volver a él con cierta frecuencia. Y lo escucha con el asombro primerizo. Todavía este cronista de sus vicios lo hace. La última vez este verano, en Punta Umbría, entre pinares. Ninguna otra música me ha hecho que me sienta más vivo. Más feliz. Prueben, por favor, pierden muy poco. Y los que conocen sus toxinas, regresen, aunque sea para cumplimentar el expediente de obrero cualificado de todas las efemérides.


Miles Davis Et John Coltrane - So What - Funny bloopers are a click away
Y aquí se puede leer, profusa, golosamente, reseñas para cada tema.

No hay comentarios:

Principios básicos de comunicación

  En principio creo que hablo más que escribo, pero hay ocasiones en las que pienso en que debería escribir más de lo que hablo. En otras, a...