12.11.08

"En USA no se usa la ensaladilla rusa..."


Al parecer Obama y Zapatero comparten admiración por Borges. Lo escribe Espido Freire hoy en Público. Y la evidencia de esa afición común me hace pensar en Bush y en qué autores presidirían su mesita de noche o qué libros metería en su maleta en uno de esos viajes importantes que los líderes del Gran Mundo suelen hacer. Ahora Bush cuenta que dijo o hizo cosas de las que se arrepiente profundamente. Frases apocalípticas entresacadas de un western de serie B. Si George hubiese leído a Borges tal vez no habría caído tan bajo. Eso da la literatura, la alta literatura, que diría mi amigo K., que vuelve a Borges cuando se embrutece en demasía con best sellers tipo Follett y compañía. Leer y leer bien (tal vez esto sea lo verdaderamente importante) da una visión más profunda de las cosas. Digamos que interactúan más elementos cada vez que uno debe hacer una manifestación pública (más un presidente) o tomar alguna decisión importante.
No es lo mismo que te circunnavegue el cerebro la prosa metalúrgica de los boletínes de Estado o los informes que los asesores te cuelan para que estés al día y no metas la pata más de lo recomendable que sentirte facultado para citar a Pirandello o a Beckett en una comparecencia televisada o hacer tertulia libresca con tu homólogo sueco con las peripecias forenses de Wallander. Ahí es donde un hombre de la política demuestra que es algo más que un pedazo de funcionario al que la anónima parroquia de votantes ha investido con la toga plenipotenciaria de la Presidencia de un país. Más (insisto) si ese país es los Estados Unidos de América.
Imposible no acordarme de Gloria Fuertes (ay) cuando decía aquello (y lo decía a su manera y tan graciosamente, ya saben) de "En USA sólo se usa la ensaladilla rusa", pero no nos perdamos del hilo argumental y prosigamos con Bush Jr. (qué bien me lo estoy pasando) y su más que objetiva torpeza en asuntos de este calado cultural. ¿Qué es la cultura, al fin y al cabo? se preguntaría George en el silencio de las noches tejanas. ¿Qué importan los versos de Whitman frente al ardor guerrero en mitad del desierto irakí? Pues por eso (entre otras cosas) han tirado los americanos (una parte considerable, no nos equivoquemos) al ínclito Bush hijo en la calle y han contratado (es eso, no me pueden llevar la contraria) al prometedor Barack H., que acude al inventario de citas llamativas y nombra a Borges. Como nuestro ZP, al que también hemos oído que se pirra por Supertramp (Crisis, what crisis, José Luis ?) y por Antonio Gamoneda. En eso hasta somos mi presidente y yo almas gemelas porque yo comparto con él ese trío de cartas: Supertramp-Borges-Gamoneda.
En lo que ZP y Obama no van a la par es en el tema teológico. No tenemos aquí el vicio de confiar en Dios para que nos saque del atolladero financiero o moral o político, aunque luego (a pie de calle, en la mesa camilla de cada político) cada uno haga lo que le dicte su espíritu y no es precisamente España país de ateos ni de revolucionarios en materia mística. O, al menos, no lo ha sido, que los tiempos cambian más deprisa de lo que muchos políticos (y ciudadanos) querrían. En España no timbramos la pasta con versículos de la Biblia ni ponemos a Dios por testigo cuando en el Parlamento pasamos por el embudo democrático las leyes y los textos de esas leyes.
En USA, amiga Gloria, usan a Dios para besar al Diablo, y así nos va (en ocasiones) a los demás, que recogemos las migajas de estos coyundas irracionales en donde un señor al que el pueblo le ha reconocido el magisterio y la providencia de la política y le ha dado poderes para ejercerla de pronto saca del maletín a Dios, que está en sus nubes, a sus cosas, ajeno a las muy zopencas nuestras, y le pide que lo ayude. Para eso poca política (poca democracia) nos hace falta. En el bosque neardental parece que estamos todavía. Y Borges tampoco ayudaría en esto de gobernar las mundanas cosas de la vida: él estaba siempre en sus nubes también, en sus libros, en sus laberintos, con sus tigres y sus espejos, esperanzado en que el azar le diese otra vida para meterse entre pecho y espalda Alejandría entera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buscando tesoros en el fondo del mar encontré un blog!!!!!!!!
Estamos encantados en casa coan tu página, Emilio. Somos adictos de un par de días a hoy. Poco tiempo, pero prometemos visitas.

Anónimo dijo...

Estos tíos son tontos.

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