25.12.07

Vigencia del refranero popular o cómo se puede vivir más con los regalos de la madre naturaleza

Ver diez minutos al día de senos desnudos prolonga la vida del hombre cinco años. A tenor de este inefable aserto de una prestigiosa doctora alemana que cogió 200 hombres y los obligó a contemplar atributos mamarios durante esos promiscuos minutos. Nada abandonado al azar o al descuido clínico, el experimento tomó lugar en un hospital de Frankfurt y sus resultados fueron registrados bajo los taquígrafos incontestables de la ciencia moderna. Una mitad de esos valerosos machos fueron expuestos a visionar pechos de opulentas señoritas (así reza la columna) durante cinco años. Los otros fueron manumitidos de tan penosa obligación. Cinco años más tarde, las cobayas inducidas a engrandecer el nombre de la Ciencia exhibieron una salud mejorada: menor tensión arterial, pulso más firme y riesgo mínimo de sufrir enfermedades coronarias. Karen Weatherby, la instructora de este apasionante experimento, lo explica mucho mejor:
"Sexual excitement gets the heart pumping and improves blood circulation. There's no question: Gazing at large breasts makes men healthier. Our study indicates that engaging in this activity a few minutes daily cuts the risk of stroke and heart attack in half."
Es decir, uno puede obviar la iconografía mariana del siglo XVIII o prescindir totalmente del cine negro de los cuarenta o ignorar las puestas de sol en una playa desierta o desatender la imaginería cristiana u omitir la visión reconfortante de las estampas monárquicas en estas señaladas fiestas. Uno puede (insisto) desoir el canto de sirenas de toda las pinacotecas del orbe. Ninguna de estas manifestaciones enteramente prescindibles se acerca al beneficio que procura el espectáculo de un par de buenas tetas, dicho así montaraz y secamente. Lo cual contribuye a prolongar no sólo la vida de esos sujetos, todos dignos de nuestra más leal admiración, sino la vigencia del refranero popular, que sin entrar en análisis médicos, probetas, montañas de escáners y sacas de agujas hipodérmicas supo condensar en una esplendorosa frase lo que los inteligentes médicos alemanes han tardado años en descubrir: que dos tetas tiran más que dos carretas...
El cáracter serio de esta página, que no abunda en imágenes blasfemas ni va ahora a dejarse llevar por la alegría del momento para abandonar tan antigua máxima, se permite regalar al pasmado lector un link de campanillas que le va a dar no cinco, sino al menos veinte años más de salud a prueba de tragedias en bolsa y descalabros matrimoniales. Entra en mis cálculos que no es éste el día más propicio para una entrada de este alcance, pero no he podido evitar que mi ecléctica y modesta página se haga eco (científico, claro) de estas novedades del progreso y del bienestar.
Hombres de inestable corazón y arterias precarias, quizá ya va siendo hora de ver porno en la red con receta médica junto al teclado. O, en todo caso, que la esposa, novia o esporádica compañera de florituras galantes se apresten a dejarse observar, cual playa de Sorolla, los atributos de la especie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora me explico los problemas médicos que arrastro en este negro mes de diciembre: llevo desde marzo sin ver una teta. Moriré joven, pues.

La cuestión ahora es: ¿mejora la salud de la féminas por ver penes 10 minutos al día?...

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.