He vuelto a Borges. Creo que nunca me fui del todo. Lo encontré en 1.985 en un librería que ya no existe cerca de una Facultad de Magisterio que tampoco existe. Recuerdo versos de memoria. Soy capaz de perderme en el alambique de sus cuentos y salir por donde entré con la cara mudada por el asombro y una felicidad precaria y sublime alojada en el corazón como una música. Anoche volví a Borges como el que regresa a casa después de años de zozobra, de personas que van y de personas que vienen, de lecturas y de desengaños. Me sentí afortunado por tener allí un placer tan mío y me sentí culpable por haber tardado tanto. Esta noche me espera con tigres, espejos y ríos que observan la mentira de dos que son el mismo. Mañana les cuento.
11.10.07
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Del desorden y la herida / Una novela de nuestro tiempo
1 A la literatura hay que ponerle obstáculos, zancadillas sintácticas y morales , traiciones semánticas y anímicas. La literatura merece e...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Almodóvar c arece de pudor. Hitchcock tampoco era amigo de la contención. Cronemberg ignora la mesura y se arriesga continuamen...
-
E n ocasiones, cuando se ponía sentimental, mi padre me concedía una parte suya que no era la acostumbrada. Abría el corazón, mostrab...
1 comentario:
El efecto Borges. (me gusta como lo describes).
Te dejo un abrazote.
Publicar un comentario